Griselda de California superó un miedo al atragantamiento que le tuvo durante más de un año contra las cuerdas. Es un miedo muy común que, muchas veces, se desarrolla después de haber visto a alguien tener un susto con ello. Al final el panorama se puede complicar y la persona no querer comer nada; algunas personas le cogen miedo hasta beber líquidos. Tienen la sensación de que la garganta se hincha y se ahogarán.

El caso de Griselda también se complicó. Comía porque si no, sentía unos terribles dolores gástricos. Digamos que estaba entre la espada y la pared, miedo a atragantarse que le impedía comer y miedo al dolor del estómago, si se quedaba con el estómago vacío.

Su solución era comer poquito a poquito durante todo el día pero así su vida era un suplicio. Lo pasaba fatal. Ni salía de casa. Lo único que ocupaba su mente era comer de a poquito para no atragantarse y no quedarse sin comida en el estómago.

Griselda trabajó con Lourdes Marín, psicóloga del equipo. Ahora está 100% bien y hasta le parece increíble haber tenido esto. Ya come de todo, sale, ha vuelto a trabajar, no le tiene ningún miedo a atragantarse y tampoco dolores de estómago ni de ningún tipo.