El señor Supremo prometa darle protección a quien sea que se entregue a Él buscando protección. Él dice: «Vuélvete un devoto puro de Mí y entrégate únicamente a Mí, y Yo te prometo la existencia espiritual plena, mediante la cual puedes ganarte el derecho eterno de prestarme un amoroso servicio trascendental. Solo abandona todas las demás formas de religiosidad, y entrégate exclusivamente a Mí y confía en que Yo te protegeré de todos tus actos pecaminosos y te redimiré. No te preocupes más».