Hay dos clases de penitencia: una para el goce de los sentidos y la otra para la comprensión del ser. Existen muchos seudomísticos que se someten a severas penitencias para su propia satisfacción, y existen otros que se someten a severas penitencias para la satisfacción de los sentidos del Señor. Por ejemplo, las penitencias que se emprenden para descubrir armas nucleares nunca satisfarán al Señor, debido a que semejante penitencia nunca es satisfactoria.