Padre bueno, ya me voy a descansar y quiero alabarte por todo lo que me has permitido vivir en este día.

Gracias por iluminar mi corazón y mi mente para entender que tú eres todopoderoso y nos amas con todo tu corazón.

Gracias por hacerme consciente de que no puedo cerrarme a la acción renovadora de tu Espíritu Santo; dame la posibilidad de entender qué es lo que debo cambiar con valentía y confianza en ti.

Todo mi ser está en tus manos y te suplico, mi Dios, que en este momento actúes con todo tu poder en mi vida y en la vida de las personas que me rodean.

Gracias Virgen María Milagrosa por cuidarme mientras duermo y por bendecir a todos aquellos que hoy están necesitando de tu ayuda poderosa.

Amén