Podemos ilustrar esta regla con aquellas grandiosas afirmaciones "Yo soy" que nos registra el Evangelio de Juan. Jesús dijo: "Yo soy el pan de vida" (Juan 6:35). "Yo soy la luz del mundo" (Juan 8:12).  "Yo soy la puerta de las ovejas" (Juan 10:7). Claro que Jesús no es ni pan ni puerta en un sentido literal. Ya que se usa un objeto inanimado como el pan para describir al Salvador, puedes dar por sentado que pan ha de tomarse metafóricamente. Tenemos muchos ejemplos similares a través de la Biblia. El salmista escribe: "El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano" (Salmo 92: 12). Aquí se compara a la persona que obra correctamente con una palmera o un cedro.