Venciendo el gigante de la decepción Overcoming the giant of Disappointment

Sermon Audio


La historia de Esdras 3, toma lugar en Jerusalén en  el año 537 a.C.


Los Judíos acababan de regresar de un largo cautiverio en Babilonia.

Algunos de los Judíos habían estado lejos de su tierra natal por 70 años y otros por 50 años.


Ellos habían sido llevados cautivos como parte del juicio de Dios por la desobediencia de generaciones.


Y ahora, la primera ola de Judíos estaba regresando; no obstante, todo había cambiado.


Las áreas rurales estaban controladas por los enemigos y la ciudad de Jerusalén estaba en ruinas. Las paredes de la ciudad habían sido derribadas y los edificios habían sido saqueados.

Y lo peor de todo, el Templo construido por Salomón 500 años antes ya no era más. No existía. Había desapareció. Había sido completamente destruido.


La destrucción fue tan completa que parecía como si el Templo y toda su gloria había sido solo un sueño extraño.


Los babilonios habían tomado el oro, la plata, y todo lo demás de valor.


El Templo fue arrasado, el Arca del Pacto no estaba, el Altar del sacrificio no estaba, y los utensilios del Templo no estaban.

A cambio, todo lo que había donde había estado el Templo era escombros.


Así que, los Judíos se pusieron a trabajar con vigor y determinación. Primero, Esdras 3:1-6 nos dice que ellos reconstruyeron el Altar. Segundo, Esdras 3:7-9 dice que ellos echaron los cimientos del Templo.

Y tercero, Esdras 3:10-11 dice que ellos hicieron una pausa para hacer una celebración de alabanza pública.


No obstante, en medio de los aplausos y el canto algo extraño sucedió, leámoslo:


Esdras 3:12-13 “12Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría.

13Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque

clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos.” (RVR1960)


Así que, los jóvenes bailaron y aplaudieron mientras que los ancianos lloraron lágrimas amargas. Los gritos de alegría se mezclaron con los llantos de modo que nadie podía distinguirlos.

¡Qué escena tan extraña!


Pero, si se piensa detenidamente sobre esto y se sacan las cuentas, todo tiene sentido.

El Templo había sido destruido en el 586 a.C.


To Listen to the Sermon, please click below



Joshua Pinto

Senior Pastor

Faro Church