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8: La desaparición de Rolandito

En qué quedó

English - December 08, 2020 04:00 - 18 minutes - 12.8 MB - ★★★★★ - 715 ratings
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En el 1999, el niño Rolando Salas Jusino, de cuatro años, jugaba en el parque de una urbanización en Toa Alta. Nadie pensó que esa sería la última vez que se le vería. Su búsqueda se ha extendido por varios países durante más de dos decadas. La desaparición de ‘Rolandito’, hace 21 años, marcó la vida de una familia para siempre y significó un antes y un después en la infancia de todo niño en Puerto Rico. En este episodio, buscamos en qué quedó el caso de desaparición más recordado en la Isla.

Anfitrionas

Valeria Collazo Cañizares
Adriana De Jesús Salamán

Edición

Víctor Ramos

Música original

Rigoazulado

Música adicional

Hor Hor by Alexander Nakarada 
Link: https://filmmusic.io/song/4739-hor-hor
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Untold Stories by Alexander Nakarada 
Link: https://filmmusic.io/song/5844-untold-stories
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Safe From The Rain by Claus Appel 
Link: https://filmmusic.io/song/4698-safe-from-the-rain
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

Melancholic Sentimental Piano Solo by MusicLFiles 
Link: https://filmmusic.io/song/6328-melancholic-sentimental-piano-solo
License: http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/

www.bensound.com

Transcripción

Nos pasábamos en la calle con los vecinitos. Si teníamos suerte, alguno tenía un canasto frente a la casa y jugábamos escalerita. Corríamos bici o teresina hasta volver bañados en sudor, rogando por un esquimalito o un Capri Sun. Esos días eran buenos, y la mayor preocupación era el regaño por entrar con fango a la casa.

De repente, todo empezó a cambiar. Nuestros padres y abuelos tenían un miedo que no éramos capaces de comprender. “No me sueltes la mano. No puedes pintar con tiza sola en la acera, Tienes que estar donde yo te vea en todo momento. No le digas a nadie dónde vives”.

La desaparición de Rolandito marcó un antes y un después en nuestra infancia. Y todavía hoy, hay mucho que no entendemos.

INTRO

Era una tarde cualquiera del año 1999. Rolandito quería hacer lo que cualquier niño de cuatro años quiere hacer: jugar. Le pidió permiso a su mamá para ir al parquecito que quedaba justo al lado de su casa. Ella le dijo que sí. Ningún adulto lo acompañaba, pero desde el patio de la vivienda se veía el área de juegos. Su tío estaba trabajando en el jardín y lo miraba cada tanto, pero en un momento dado, entró a la casa. Cuando salió, Rolandito ya no estaba.

Rolando Salas: “La mamá me llama tardecito y me dice que Rolando no aparece. Rolandito no aparece. Cuando ella me llama, ya habían pasado par de horas, tres, cuatro horas, de que el nene no aparecía y que lo estaban buscando en la urbanización”.

Ese 7 de julio de 1999, Rolando Salas, el padre de Rolandito Salas Jusino, se dirigió a toda prisa a la urbanización Colinas del Plata, en Toa Alta, para buscar a su hijo. Lo acompañaba su hermano. Ambos pensaron que el niño debía estar en casa de algún amigo del vecindario.

Rolando Salas: “Cuando llego allí, veo que hay mucha gente ya movilizada buscando a Rolandito”.

Los padres de Rolandito estaban separados hacía más de un año. Al momento de la desaparición, la madre del niño, Iris Jusino, se acababa de separar de su entonces pareja, Roberto Gotay Valcárcel. Sin embargo, más temprano esa tarde del 7 de julio, el sujeto se había aparecido por la casa.

Rolando Salas: “Ellos habían llegado de comprar comida china, creo que fue. Entonces, ya estaba Gotay allí en la casa, hablando y que con un vecino”.


Iris le preguntó por qué estaba ahí. Supuestamente, Gotay le dijo que fue a entregar algo. Después, le hizo una petición. Quería llevarse a Rolandito para, según él, comprarle una bicicleta. Ella le dijo que no y le pidió que se fuera. 

Más tarde, tan pronto se percataron de que el niño no estaba, Iris comenzó a llamar a Gotay para pedirle que lo devolviera. También enviaba mensajes a través de las cámaras de televisión.

Archivo Iris Jusino: “Si la persona que lo tiene me está viendo que, por favor, que ya… que ya es suficiente, que yo necesito que él esté, que regrese con nosotros”.

Mientras buscábamos noticias de esa época para reconstruir el caso, descubrí algo que tal vez explica la conexión que siempre sentí con esta historia. En los videos, aparecía la reportera Maritza Cañizares entrevistando a los familiares de Rolandito en su casa. Maritza es mi mamá, y en esas imágenes está exactamente como la recuerdo en mi infancia. Inmediatamente, la llamé y le pedí hablar sobre el caso. No recordaba demasiados detalles, pero sí lo que pensó ese día.

Maritza Cañizares: “De allí, nos marchamos, aunque con preocupación por lo que estaba ocurriendo, pero con cierta esperanza de que en algunas horas más adelante se pudiera conocer el paradero de Rolandito”.

Incluso el padre del niño pensó lo mismo.

Rolando Salas: “Cuando se desapareció el nene, yo decía ‘bueno, pues, mañana ya lo tenemos, gracias a Dios. Hoy no fue, pero mañana con la ayuda de Dios, lo tenemos’”. 

Nadie imaginaba entonces que pasarían más de 21 años sin saber dónde está Rolandito.

La foto de Rolandito aparecía en los periódicos, en la televisión, en los murales de niños desaparecidos en las tiendas por departamento en los Estados Unidos y hasta en los cartones de leche. Se hacían vigilias, rosarios, decenas de búsquedas, se recibían confidencias y hasta videntes y oportunistas buscaban publicidad a costa del dolor, diciendo que del más allá les había llegado información del paradero del niño.

Archivo vidente: “Y entonces, ¿Rolandito está vivo o muerto, a su entender? De acuerdo a mi investigación espiritual, está vivo”.

Las autoridades investigaron confidencias en Toa Alta y en Corozal, y buscaron en unas fincas vinculadas a la familia de Gotay en el barrio Unibón en Morovis. También recibieron información sobre el caso en varios estados de los Estados Unidos, en la República Dominicana y en otros lugares, pero no encontraron nada.

El 10 de noviembre de 2010, agentes del Negociado de Investigaciones Especiales, el NIE, allanaron una residencia en el barrio Cucharillas de Cataño. Habían recibido confidencias de que en esa casa usaban los huesos de Rolandito para rituales de santería. La fiscal a cargo era Wanda Vázquez. Sí, la misma.

Archivo fiscal Wanda Vázquez: “Para que ustedes vean lo importante que era tener esto confidencial y que no se puede haber dado esta información a los padres inicialmente por lo especulativo que es, preliminarmente, nosotros ahora mismo tenemos una información de que son de animales”.

Los huesos encontrados en realidad eran restos de animales. Los años seguían pasando y, a pesar de las falsas alarmas, la familia de Rolandito no perdía la esperanza de encontrarlo con vida.

Archivo Iris Jusino: “De ninguna manera estamos esperando enterrar a alguien. Estamos esperando abrazar a un joven ya…”.  

En abril de 2019, las autoridades hicieron un operativo de búsqueda en un pozo séptico en una urbanización de Toa Alta. El teniente José Rosa, de la División de Homicidios de Bayamón, dijo que durante una revisión del expediente del caso de Rolandito, se dieron cuenta de que no habían investigado una declaración. Luego de volver a entrevistar a los testigos, decidieron actuar.

Archivo Teniente José Rosa: “De la información que surgió de la confidencia, teníamos razones suficientes para creer que existía una posibilidad de que sí estuviese ahí”.

Pero no hubo hallazgos relacionados a la desaparición. En ese momento, llamó la atención que la Policía estuviera tras una pista que, originalmente, no se investigó. ¿Cuán rigurosa fue la pesquisa en el 1999 y en los años subsiguientes? Los que estuvieron cerca, dicen que la guerra de egos entre agentes y agencias, y la falta de peritaje en este tipo de caso, eran evidentes.

Rolando Salas: “Ahora mismo, todavía, es facilísimo sacar a un niño de Puerto Rico. Y la Policía de Puerto Rico no tenía ese conocimiento cuando ocurrió eso en el ‘99. No tenían el conocimiento de cómo trabajar con un caso así. Y ahora, actualmente, todavía no tienen el conocimiento. (...) Se pudo haber hecho mucho más. Interpol y la Policía de Puerto Rico no trabajaron el caso como tenía que ser”.

Actualmente, el NIE y la Interpol están a cargo del caso.

Algo inesperado ocurrió el año pasado. Por primera vez en 21 años, el padre de Rolandito se sintió cerca de encontrarlo.

Rolando Salas: “Hace como un año, hubo una pista que yo me estremecí. Yo decía: “qué bueno, aquí fue que encontramos al muchachito”. Porque hubo una confidencia de un estado fuera de Puerto Rico, donde hubo una persona que envió videos y todo, señalando que Rolandito era ese muchacho”.

Todavía no sabe a ciencia cierta qué pasó después.

Rolando Salas: “Se le notificó a Interpol. Ellos dieron un seguimiento. Pero de verdad que no me informan a mí cuáles han sido los resultados de esa investigación”.

Tal vez exagero, pero en mi memoria, la desaparición de Rolandito marcó cambios en la forma en que nos criaban en Puerto Rico a finales de los años noventa. Sin embargo, según mi madre reportera, el miedo y las advertencias excesivas en mi casa ya habían empezado con otro caso.

Maritza Cañizares: “En mi caso, yo te diría que desde mucho antes yo comencé a tomar medidas con mis niños y fue por un caso, tal vez no tan notorio. (...) Eso fue para mayo del 1992. La desaparición de otra niñita, de Michelle Enid Delfí Feliciano. Esa nena desaparece bastante parecido a Rolandito. Porque ella está jugando entre lo que es la bajada de la marquesina y el jardín de la parte de al frente de la casa de sus abuelos, en unas parcelas del barrio Jauca de Santa Isabel. Su mamá, que recuerdo su nombre, Wanda Feliciano, se encuentra a bien poca distancia de Michelle”.

El abuelo de la niña dijo que escuchó el ruido del motor de un carro y cuando preguntó por Michelle, ya no la encontraban. Nunca se ha sabido su paradero. En ese entonces, para considerar un menor desaparecido tenía que haber pasado un periodo de 24 horas. Se perdió mucho tiempo.

Maritza Cañizares: “Desde que ocurre eso, en el barrio Jauca de Santa Isabel, por lo menos a mí… yo dije, yo tengo que tener mis hijos a la vista, totalmente a la vista. (...) Con mis nietos, se lo repito a ustedes, ustedes lo saben, les repito “mira, los nenes hay que tener cuatro ojos, seis ojos”, no perderlos de vista nunca”.

Me ha sacudido recordar el caso de Rolandito y su impacto en nuestra infancia, y revisitarlo ahora como madre de un niño de casi cuatro años, la edad que tenía Rolandito cuando desapareció. Es difícil imaginar una angustia más grande que esa.

Como periodistas, las preguntas más grandes que nos quedan tienen que ver con la persona que los padres del niño y las autoridades consideraban el sospechoso número uno de la desaparición. Volvamos a los hechos por un momento. Al principio no lo mencionamos, pero Rolandito no estaba jugando solo en el parque. Estaba con un niño de aproximadamente 5 años y medio de edad. Él tuvo algo que decir de lo que ocurrió con Rolandito, pero no se usó su testimonio.

Rolando Salas: “Lo que ocurre con el niño que estaba jugando con el mío era que ese muchachito tomaba medicamentos. Entonces, a mí me dijeron que no podía llevarlo a que declarara porque cualquier abogado iba a destrozar su declaración”.

¿Qué había dicho?

Rolando Salas: “Pues que el papá se había llevado a Rolandito”.

Para el amigo de Rolandito, el papá no era Rolando, sino Roberto Gotay, su padrastro, a quien solía ver por el vecindario. Rolando tiene una hipótesis.

Rolando Salas: “El nene estaba jugando en el parque y esta persona lo llamó. Y él se fue para allá con esa persona, y lo montó en el carro y se lo llevó. Porque Rolandito no se iba con nadie. (...) Entonces, si esta persona le dijo “mira, vente, tu mamá me dio permiso. Vamos a comprar una bicicleta”, se iba a ir fácilmente porque era un nene de cuatro años”.

Nadie escuchó a Rolandito gritar o llorar, por lo que su padre cree que conocía a la persona que se lo llevó. Gotay vivía hasta hace poco en esa casa, así que sabía moverse por el lugar.

Rolando Salas: “Una cosa que también resultó muy difícil para mí entender era que ese sitio era, tenía control de acceso, pero también como ese señor tenía el “sticker”, él podía entrar y salir fácilmente”.

Recordemos que Gotay había estado ahí horas antes y pidió llevarse a Rolandito. Su madre, Iris Jusino, había sido víctima de violencia de género por parte del sujeto. Él le había advertido que le iba a dar por donde más le doliera. A pesar de lo que dijo el amigo de Rolandito y de la visita y petición de su expadrastro esa tarde, no se pudo probar nada. Hay que enfatizar esto, se le investigó y nunca fue acusado por este caso.

Rolando Salas: “En el carro de él, había huellas. Pero la Policía me dice que eso era normal porque el nene se montaba en el carro con él. Cuando ellos vivían juntos… el nene se montaba ahí. Por eso, lógicamente, tenían que haber huellas”.

Aunque nunca se encontró evidencia que lo vinculara con la desaparición, Gotay sí llegó a cumplir una sentencia de 10 años de cárcel por violencia de género. Aparece en el Registro de Ofensores Sexuales y fue arrestado en el 2014 por viajar a Puerto Rico en violación de las condiciones de su probatoria en el estado de la Florida. 

La búsqueda en Morovis en el 2003 fue autorizada por familiares de Gotay. Según partes de prensa, su hermano era el propietario y le reiteró a las autoridades que no iban a encontrar nada.

No ha sido posible conseguir a Roberto Gotay para hacerle algunas preguntas.

Rolando Salas: “A mí me habían dicho hasta que él se había muerto, pero no, me dijeron que no, él está viviendo aquí en Puerto Rico”.

Ahora, en frío, con la distancia de los años, no es raro escuchar chistes de mal gusto que hacen referencia a la desaparición. Decir “estás más perdido que Rolandito”, por más inofensivo que suene para algunos, no lo es.

Rolando Salas: “No me dejo dañar mi mente por los comentarios de las personas, que si dicen que ya posiblemente no se vaya a encontrar. Y cualquier otra cosa así que se comente”.

Los números de la Policía de Puerto Rico apuntan a 98 menores de edad perdidos entre el 2018 y el 2020, pero esa cifra está ajustada hasta el mes de octubre. 

Al inicio del 2020, la Policía actualizó su protocolo sobre cómo atender los reportes de personas desaparecidas. Se eliminó el tiempo de espera de 24 horas para comenzar la investigación. A los menores de edad, se les buscará por el vecindario y la policía dialogará con los vecinos del lugar y con amistades del menor. 

Las desapariciones son heridas abiertas para toda la vida. No hay un duelo, no hay cierre.

Rolando Salas: “Siempre uno piensa, ¿habrá comido? ¿Dónde estará durmiendo? Uno piensa muchas cosas, pero… uno tiene que depositar, a la edad mía y eso, ya yo tengo el conocimiento que mi vida está regida por la palabra de Dios. Tú tienes que soltar todo. (...) Todavía yo, este, la cama del nene está por ahí. Pero ya eso, ya eso, todas esas cosas… juguetes, tengo por ahí juguetes de él, pero he aprendido de que, eso no, ya no llena. (...) Antes yo decía: ‘contra, el juguete de él’... pero ya eso no es nada. Hay que tener fe en Dios y, pase lo que pase, fue voluntad de Dios. Así estoy yo viviendo ahora”.

Rolandito tiene 26 años de edad. Cada cierto tiempo, las autoridades actualizan el boceto de cómo podría lucir hoy. La investigación sigue abierta.

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