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10: El fin de las galleras

En qué quedó

English - February 03, 2021 04:00 - 22 minutes - 15.6 MB - ★★★★★ - 715 ratings
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El 20 de diciembre de 2019 entró en vigor la prohibición de las peleas de gallos en Puerto Rico, mediante legislación del gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, a nivel local se aprobó una ley que desafía el mandato federal. ¿Cómo ha cambiado la dinámica de esta industria? ¿Qué pasa ahora dentro de las galleras? Acompáñanos en esta aventura por el llamado "deporte de caballeros". Este episodio tiene una misión fallida, un dato curioso del PIP, una mirada periodística desde Washington y más.

Anfitrionas

Valeria Collazo Cañizares
Adriana De Jesús Salamán

Edición

Víctor Ramos

Música original

Rigoazulado

Transcripción

Las jaulas de exhibición son tal vez la parte más visualmente magnética de las galleras. Hay decenas de pequeños cubículos de acrílico transparente, donde los gallos ya casados esperan su turno de combate.

Urayoán ya jugó un gallo y ganó. Tiene otro esperando ahí para jugar. Ha hecho esto todas las semanas por más de once años, pero la adrenalina cuando es su gallo el que viene en el saco es la misma desde el primer día.

Luego de una corta espera, llegan las dos aves al redondel donde se van a enfrentar, al ring gallístico. Aquí lo único seguro es la posta del gallo, la apuesta de los dueños, que se le entrega en un sobre al juez de valla. Lo que apuesten las otras personas es a discreción. Hay dos minutos de hombres gritando cifras de lado a lado, empeñando más que su dinero.

Después se levantan los cajones que separan a los gallos. Y la suerte está echada.

INTRO

Técnicamente, las peleas de gallos están prohibidas en Puerto Rico ahora mismo. Y decimos “técnicamente” porque es un poco más complicado, pero eso lo veremos más adelante. El punto es que queríamos ver y escuchar cómo estaba el ambiente en las galleras en este contexto tan particular. Entonces, alguien nos envió un afiche que decía “vive la emoción de esta locura” en una gallera de Salinas. El evento se llamaba “El Mascabrón”, así, todo junto, y la promoción tenía imágenes de gallos peleando, flores, banderas y hasta un Joker. Separamos el día con anticipación y arrancamos juntos un viernes por la mañana con un pin de Google Maps.

Sonido de direcciones a la gallera de Salinas: 

-“Hola, buenos días. Para preguntar, ¿sabe dónde es la gallera?”

-“Sigues derechita, te vas a encontrar un desvío (...) a mano derecha te va quedar”.

Después de varias vueltas, logramos llegar al club gallístico. Estábamos justo a tiempo para el mega evento, pero algo nos pareció raro… no había gente, ni carros afuera. De casualidad, vimos que un hombre salía del estacionamiento en la parte posterior.

Valeria: “Mira, es que a mí me mandaron esto. (...) Tres personas y ninguno se dio cuenta que era el 15”.

Pues sí, el evento había sido el viernes anterior. 

Adriana: “El ‘flyer’ distrae”.

Víctor: “Me siento que todo el tiempo que llevamos trabajando en esto ha sido inútil”.

Después no nos sentimos tan mal. Al juez de las peleas le había pasado algo parecido.

Roberto López: “Hoy me metieron las cabras. Yo pensé que jugábamos hoy, yo vengo de Naranjito…”.

Y aprovechando esta coincidencia extraña, nos pusimos a hablar un rato con Roberto López en una gallera vacía e inusualmente silenciosa.

Roberto López: “Yo soy el que autorizo la pelea como tal a pelear. Yo lavo los gallos, los gallos se lavan, que estén apto para para la pelea. Este, mido las espuelas, que a todo esté en orden como se debe llevar por reglamento de los gallos y soy el que envío la pelea”.

Y para quienes, como yo, son ajenos a este mundo… aquí hay un breve 101 de picos y espuelas.

Roberto López: “Pues el gallo pelea con su contrincante. Obviamente, se lleva el mismo peso, que no se puede llevar una ventaja ni el otro. El gallo pelea. Ahora se está dando a 10 minutos. Este, se determina la decisión, obviamente, casi siempre, pues es el gallo que mate al otro, pero, como hemos dado, ha cambiado un poco, ya el juez está determinando si el gallo no está apto para seguir su pelea, el juez la para ahí”.

La dinámica ha cambiado un poco en los últimos años en respuesta a las denuncias de maltrato animal.

Roberto López: “Ya el juez está determinando si el gallo no está apto para seguir su pelea, el juez la para ahí. Antes eran 12 minutos peleando, pues ahora se bajó a 10 minutos y no tiene que llegar al punto de matarse. Sí, a veces obviamente hay pelea y lo mata. Pero no, no tanto ahora. Se le está dando una oportunidad de recoger el gallo más rápido. Menos maltrato ahora”.

En papel, el 20 de diciembre de 2019 entró en vigor la prohibición de las peleas de gallos, según lo establecido por la Ley Agrícola de Estados Unidos de 2018.

Roberto López: “La gente se había aguantado y empezaron a castar, pero nadie estaba yendo a la gallera por respeto, por miedo o temor de que intervinieran la policía o los federales. Pero al Wanda obviamente dar “break” a nosotros de jugar más gallo, pues la gente empezó a castar y ahora hay mucho más gallo ahora pa echar y que había el año pasado y ahora está todo mundo loco echando gallo en las galleras. (...) Y en verdad hay que darle muchas gracias a Wanda, porque por ella es que estamos jugando gallo”.

Roberto se refiere a la ley que se aprobó bajo la incumbencia de la exgobernadora Wanda Vázquez, en desafío a la ley federal. 

El representante Gabriel Rodríguez Aguiló fue uno de los coautores de la medida.

Gabriel Rodríguez Aguiló: “La salida que encontramos en el análisis que se hizo de esa restricción es que, siempre y cuando se mantenga todo lo relacionado a las jugadas de gallos a nivel local, no tenemos ningún tipo de intervención a nivel federal o con el comercio interestatal. Por eso es que todo se enmarcó en todo lo que se utilice para la crianza de los gallos, el manejo de las galleras y las peleas de gallos que está altamente regulado, sea local, y eso es lo que se está procurando hacer”.

Esto, hasta ahora, parece estar funcionando para que la industria se mantenga activa. 

Roberto López: “La gente está bien positiva y de esto depende mucha gente. Indiscutiblemente hay muchos galleros que dependen de esto. Ahora mismo se están recortando los gallos. Hay gente que se dedica a recortar gallos que no tienen trabajo, que no tienen una escuela, tienen, sabes, se buscan sus chavitos recortando gallos, cuidando gallos”.

Según los datos de los galleros, las peleas de gallos generan cerca de 18 millones de dólares al año y emplean a unas 27 mil personas, pero estas cifras no han sido corroboradas por un estudio independiente. Hay cerca de 70 galleras registradas alrededor de la Isla. 

Roberto López: “Bueno, esto es una tradición que a través de los años que yo tengo entendido, mi abuelo, esto es una tradición de hombre, de palabra de hombre. Este, y, ¿cómo te puedo explicar? Esto lo llevas, como dice uno, en la sangre. Tú sabes, mi hijo, yo lo sigo de mi abuelo, de mi papá y es una tradición bien, a mí me gusta”.

Las peleas de gallos llegaron a Puerto Rico a través de la colonización española. Fueron prohibidas en el 1776, pero de acuerdo a registros históricos, se siguieron celebrando de manera clandestina. En el 1825, volvieron a legalizarse y se aprobó el primer reglamento oficial de gallos.

Luego de la invasión de Estados Unidos en el 1898, se prohibieron nuevamente las peleas de gallos en la Isla, pero, otra vez, se siguieron llevando a cabo en el clandestinaje. En 1933, el gobernador Robert Gore declara las peleas de gallos como un deporte oficial, tras la aprobación de una medida de Rafael Martínez Nadal… Un legislador gallero. Hoy, son muchos y de todos los partidos, los que defienden este llamado deporte. 

Archivo Thomas Rivera Schatz: “Para que nos ayuden en este empeño de prevalecer y de mantener nuestras peleas de gallos”.

Bajo la presidencia de Thomas Rivera Schatz, la Superintendencia del Capitolio mandó a hacer una escultura en bronce de un gallo, a un costo de 36 mil dólares, en honor a la cultura y tradición puertorriqueña. Sin embargo, los grupos en defensa de los animales cuestionan este fundamento que se ha usado para seguir adelante con las peleas.

Yolanda Álvarez: “No es posible que tú llames cultura simplemente porque adquiriste una costumbre o un entretenimiento, un pasatiempo de otro lugar del mundo en el que también se le llama cultura en otros lugares del mundo. Lo adoptas aquí en Puerto Rico y ya por eso es parte de tu cultura porque lleva muchos años celebrándolo. (...) En el peor de los casos en que se considerara cultura, que no lo es, ciertamente la cultura no es estática y el mundo cambia y estamos hablando de una actividad sumamente violenta en el que se maltratan los animales, en el que hay otro tipo de delitos dentro del ambiente de la gallera y en el que es una representación de la violencia masculina”.

Yolanda Álvarez es abogada y presidenta de la Federación Protectora de Animales de Puerto Rico. Ha sido vocal en la oposición a las peleas de gallos y tiene una respuesta para cada una de las defensas que han levantado los galleros. Como, por ejemplo, que la naturaleza de los gallos es pelear.

Yolanda Álvarez: “Los gallos en su ambiente natural sí pelean. Pelean por su territorio, pelean por la gallina. Pero no pelean... rara vez terminan en muerte. (...) Los gallos de pelea, lo que ocurre es que ellos los entrenan para que sean gallos, ¿verdad?, mucho más agresivos de lo normal. (...) Y luego de todo ese entrenamiento tan rígido y antinatural, lo llevas a un círculo cerrado donde no se pueden escapar y si lo intenta lo vuelven y lo colocan en el ring. Para que entonces haya una pelea a muerte, donde en ese lugar... en esa pelea lo que va a ocurrir es que ese animalito va a terminar sumamente maltratado o herido, con sus pulmones perforados, ciego y hasta muerto”.

Los galleros aseguran que nadie cuida tanto a un animal como ellos a sus gallos, pero Yolanda dice que eso es ilógico. Al igual que otros animalistas, espera que pronto la ley criolla para permitir las peleas sea invalidada.

Yolanda Álvarez: “Yo creo que en algún momento esta ley tiene que ser declarada inconstitucional, porque obviamente aquí ya conocemos que la ley estadounidense va por encima de las leyes locales”.

Realmente, la prohibición federal cogió desprevenidos a los galleros. Fue un balde de agua fría.

Enrique Vega: “Es una pena, pero entiendo que nos confiamos los jugadores de gallos y los galleros y los dueños de galleras, entendiendo que era casi imposible que esa legislación pasara y nos equivocamos”.

Lo que dice el abogado Enrique “Kiko” Vega tiene sentido. Anteriormente, se habían hecho otros esfuerzos a nivel federal para tratar de prohibir las peleas de gallos en Puerto Rico.

José Delgado: “Pero estaba la costumbre, y yo había también caído ya bajo esa premisa cuando me preguntaban, de que se presentaban estos proyectos y nada pasaba. Se quedaban en nada”.

José Delgado, periodista y corresponsal del periódico El Nuevo Día en Washington, entiende que se dieron unos factores claves para que la medida prosperara esta vez.

José Delgado: “Lo interesante esta vez es que hubo una enmienda directa para prohibir la industria de las peleas de gallos en los territorios en el hemiciclo, en vez de trabajarse a nivel de los comités, un congresista republicano presentó la enmienda directamente en el pleno de la Cámara y en ese momento la votación fue abrumadora a favor de la prohibición”.

Organizaciones en defensa de los derechos de los animales, como Humane Society, cabildearon y fueron promotores de la enmienda. Hubo idas y vueltas en el trámite legislativo en el Congreso por otras razones, y el proyecto terminó yendo a comité de conferencia para conciliar las diferencias entre Senado y Cámara.

José Delgado: “Hasta que llegaron a un acuerdo que recuerdo que fue en diciembre del 2018 y eran como yo creo, como las 7 de la noche cuando bajaron el documento del comité de conferencia. Obviamente, esto no era un tema que se destacaba en el comunicado de prensa, así que había que leer todo el mamotreto de la legislación. Y yo, si no me equivoco, eran casi la medianoche cuando encontré la parte de las peleas de gallo y entonces publiqué la historia al amanecer de que habían quedado oficialmente prohibidas”.

Aquí, se formó el corre y corre. Los galleros contrataron cabilderos en la capital federal.

José Delgado: “No hay duda de que los esfuerzos de cabildeo fracasaron y todavía yo escucho al Gobernador y a la Comisionada, al nuevo gobernador, Pedro Pierluisi, y a la Comisionada hablar de que van a defenderlos. Que yo sepa, no se ha presentado un nuevo proyecto de ley. Y obviamente, va a ser cuesta arriba porque las peleas con... las batallas políticas con estos grupos de defensa de los animales pues tiene un... ellos tienen fuerza”.

Es probable que muchos legisladores federales no quieran correr el riesgo de que estas organizaciones los señalen por apoyar las peleas. Pero más allá de eso, la realidad es que este no es un asunto relevante para ellos.

José Delgado: “Lo que queda más claro de todo este debate es que Puerto Rico no decidió esto, que se lo impusieron”.

Ese mismo viernes, fuimos de Salinas a Isla Verde, después a otro local en Carolina y terminamos en Hato Tejas, en la gallera Las Palmas de Bayamón. Al llegar, ya metidos de lleno en un asunto que, como casi todo en esta Isla, está salpicado por el problema del estatus político… nos sorprendió encontrar una placa en la entrada del club gallístico que decía que ahí se fundó el Partido Independentista Puertorriqueño, el 20 de octubre de 1946. 

De paso, nos preguntábamos si, en este momento, alguien podía ser gallero y estadista, o viceversa. 

Jaime Ortiz, uno de los administradores del Club Las Palmas, cree que la ley que se aprobó a nivel local tiene una base sólida y que no interfiere con las aspiraciones de estadidad. 

Jaime Ortiz: “Esa ley es más o menos como lo del cannabis, la que estamos usando ahora de aquí local, y yo pienso que el gobierno debe fortalecer, poner multas al que porte gallos, al que traiga cosas parafernalias para usarlas para los palos gallos, pues que no, que a esas personas las multen y todo se produzca aquí y sea local. Como el cannabis y ya y ahí no, no interfiere con la estadidad, ni con el ELA ni con nada, porque ya es una cosa de aquí”.

Sonido de peleas de gallos

Esa tarde hubo 37 peleas en esa gallera. Vimos algunas y después seguimos a uno de los gallos derrotados hasta un pequeño cuarto en una esquina del club. Ahí lo recibía el curador. 

Curador: “Pues después que pelean, pues nosotros los cogemos, los lavamos. Yo uso para lavar agua oxigenada. Después que se lavan, pues se le mete antibióticos, suero, se le mete antiinflamatorio. El que sale muy agolpeao, pues le damos un poquito de huevo, pa' que líquido, sino pues plátano y los bañamos con alcohol…”.

Es un señor de unos 70 años que ve limitadas sus posibilidades de conseguir otro trabajo si esta gallera cerrara. Es una historia que se repite en cada club que visitamos.

Curador: “A veces la esposa a mi me llama 'son las seis de la tarde, ¿tú no piensas llegar? Y yo digo bueno, ella come de ahí y yo lo que hago es reírme, 'déjame aquí, yo voy horita'. No, yo digo, yo, a mí me matan ahí, porque eso es lo que a mí me gusta”.

A las peleas de gallos se les conoce también como el deporte de caballeros.

Urayoán Márquez: “El deporte de caballero es porque aquí uno apuesta. Yo le grito a aquél de allá 'van cien dólares' y él me dice 'van..'. Entonces, si yo no fuera un caballero, yo pudiera velar que mi gallo estuviese perdiendo y me le escabullía y me iba y no le pagaba. Pero yo sé que aposté con él y voy y le pago su dinero o viceversa”.

Urayoán Márquez ganó ese día y cobró. Era uno de decenas de hombres que alentaban con gritos y manoteos alrededor del ring. Por algún rato, Adriana y yo éramos las únicas mujeres en el lugar. Hasta que nos topamos con Magda Hernández, una mujer gallera, con cadena blin-blin de gallo de oro en su cuello.

Magda Hernández: “Bueno, hace, hace como como 12 años que estoy en esto por medio de un marido que tuve, que lo querían mucho y entonces me dijo, me dijo 'Magda, si acaso yo fallezco, tú sigue con los gallos. Y pues, falleció y todavía yo estoy con los gallos, bregando con ellos, trabajándolos y preparándolos, echándolos”.

Magda asegura que nunca ha sentido un trato discriminatorio o machista por parte de otros galleros. Esta, obviamente, no es necesariamente la experiencia de otras mujeres o personas con distintas identidades de género en este entorno. Pero es la de Magda, que viene todas las semanas y juega 100, 200 ó 500 dólares.


Magda Hernández: “Para mí, para mi esto es para mí es una terapia. Para mí es terapia. Yo vengo a la gallera y me siento bien, porque yo tengo mis condiciones de diabetes y eso, pero que yo vengo aquí y se me olvida todo lo que, todos los problemas que tengo”.

No imagina su vida sin los gallos y no titubea al decir lo que pasaría si la prohibición federal se hiciera cumplir.

Magda Hernández: “Yo, si no los quitan, nos vamos clandestino, porque eso es lo que ellos quieren. Ellos no obligan, ellos nos obligan a irnos clandestino entonces. Eso, nos obligan”.

Después de todo, la historia de las peleas ha estado marcada por la clandestinidad, incluso tan reciente como en tiempos de pandemia.

Jaime Ortiz: “Cuando esto del COVID en marzo se cerraron todas las galleras, que vinieron a abrir en estos días y en ese tiempo hubo mucha gente que se fueron a jugar clandestino. Y eso es lo que va a pasar”.

Con una búsqueda simple en Internet, se puede confirmar que diariamente en distintas partes de los Estados Unidos hay arrestos por peleas de gallos clandestinas. Para la abogada Yolanda Álvarez, las peleas que se dan en la Isla actualmente son ilegales.

Yolanda Álvarez: “El hecho de que no estén en este momento llevándose a cabo redadas no significa que el gobierno federal no las esté planificando. (...) Es que ya están en el clandestinaje y los van a arrestar ahora, después o mañana, o cuando sea, cuando el gobierno federal lo entienda”.

Algunos galleros se preparan para un golpe que consideran inevitable. Así lo confirma el abogado y jugador de gallos, Enrique Vega.

Enrique Vega: “Hay animales que cuestan más de 5 mil dólares, ¿sabes? (...) Y hay personas que han movido su crianza, galleros puertorriqueños que han movido su crianza para Santo Domingo porque no van a dejar de jugar gallos”.

Otros, tienen las esperanzas puestas en el respaldo de la nueva administración.

Roberto López: “Primero Pierluisi estaba en contra. Ahora dice que nos va a ayudar. Esperemos que su palabra la ponga donde es y nos dé la ayuda que necesitamos, porque de esto depende mucha gente. Yo sostengo a mi familia, mi casa y todo por los gallos”.

Solicitamos una entrevista con el gobernador Pedro Pierluisi. Aunque no estuvo disponible, sí nos enviaron estas declaraciones:

Pedro Pierluisi: “Tengo el compromiso de apoyar una industria que genera empleos e ingresos a nuestra economía, que representa nuestra cultura y nuestra historia. A los galleros les he dicho que tanto la comisionada residente en Washington DC como este servidor seguiremos dando la batalla por ellos. Las autoridades federales tienen jurisdicción en este asunto, debido a la orden del Tribunal, pero la Ley firmada sobre la jurisdicción estatal en cuanto a esto se va a mantener. Continuaremos el diálogo con la industria para asegurar que tomamos todas las medidas necesarias para que puedan operar de manera segura y regulada”.

El gobierno intenta mantener la estructura oficial de las peleas. El Departamento de Recreación y Deportes sigue teniendo una Comisión de Asuntos Gallísticos que emplea a cinco personas. 

Mientras tanto, los intentos de derrotar la prohibición federal en los tribunales han fracasado. Todo indica que queda poco tiempo.

Enrique Vega: “Lamentablemente, te digo que yo quisiera equivocarme, pero esta prohibición en estos momentos históricos que estamos viviendo, es casi imposible revertirla y ya con la decisión que emitió el Tribunal de Circuito de Boston, eh, como dicen los jugadores de Gallo, pues el gallo de nosotros está acostado en el piso con el reloj puesto a que se acabe la pelea”.

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