Por sus quejas y murmuraciones el pueblo de Israel no pudo entrar a la tierra prometida y se tardó en recibir su bendición. Las quejas vienen de un corazón amargado, lleno de rencor, atribulado o cuando no estamos de acuerdo con alguna situación. En este episodio veremos que la palabra de Dios dice, "Hacer todo sin murmurar, sin contiendas". Las quejas nos llevan a concentrarnos en el problema y no en buscar una solución. Dios nos da la solución para el problema, sólo debemos saber escucharlo y ser obedientes.

 

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