Eterno proyecto desde mediados de los años 60, la adaptación de The Long Goodbye —acaso la más ambiciosa novela de Raymond Chandler— llegó al fin a puerto en 1973 cuando, en manos de Robert Altman, se transformó en el rarísimo caso de la adaptación literaria que vista en la necesidad de simplificar la trama del texto no sólo la sintetiza a la perfección sino que la amplifica, al extremo de volverla intemporal. Porque así es el Philip Marlowe de Elliot Gould: una criatura de mediados de los años 40, que circula sin cesar por un Los Angeles de 1970, pero cuyas motivaciones, intereses y ansiedades aún son plenamente contemporáneas. Su actuación es un prodigio fílmico que fluye y confluye, conteniendo pasado y presente de un arquetipo (el del detective privado) y también a cierta especie en vías de extinción: el hombre del siglo XX. De eso y más se habla en este podcast.