El alma espiritual únicamente puede ser feliz en compañía del supremo ser viviente, la Personalidad de Dios, y en ninguna otra parte. El Señor, en virtud de Su ilimitada misericordia sin causa, tiene innumerables planetas Vaikuṇṭhas en el ámbito brahmajyoti del mundo espiritual, y en ese mundo trascendental existe una ilimitada disposición de las cosas para brindar a las entidades vivientes placer ilimitado.