La comprensión y la madurez espiritual (y la ausencia de ello) son evidentes en el carácter de la persona. Una de las características esenciales reflejadas en los grandes devotos y santos es la empatía, resultado del amor genuino. Como lo señala ´El primer mandamiento´: [...] amar al prójimo como a ti mismo. Simplemente no es posible avanzar espiritualmente sin tener empatía por los demás.