Absolutamente todo aquello que posea, en un grado excepcional, poder, opulencia, destreza mental y perceptiva, fuerza, indulgencia, belleza, modestia, opulencia y buen linaje, con forma o sin ella, puede que parezca ser la verdad específica y la forma del Señor, pero de hecho no lo es. Ello es tan solo un fragmento de la potencia trascendental del Señor.