La primera etapa es aquella en la que se siguen los principios regulativos prescritos en los códigos del servicio devocional; la segunda etapa es aquella en la que se asimila y se comprende la condición estable del servicio devocional; y la última etapa es la del éxtasis, caracterizado por la expresión trascendental que manifiesta el cuerpo. Por oír hablar regularmente de las glorias y pasatiempos del Señor, las impurezas del corazón del alumno comienzan a lavarse. Cuanto más se limpian las impurezas, más firmeza en el servicio devocional se alcanza.