Que con los superiores no se pelea, ni siquiera verbalmente, es una norma general de etiqueta. Incluso si a veces tienen un comportamiento áspero, no se les debe tratar con aspereza. Sin embargo, según los códigos de las Escrituras, el maestro que incurre en alguna acción abominable y que ha perdido su sentido de discriminación, es digno de ser abandonado.