El nombre, la fama, las cualidades, la forma, los pasatiempos y los acompañantes del Señor son todos idénticos a Él, y, por lo tanto, cantar las glorias del Señor invoca la presencia personal del Señor. En cualquier momento y en cualquier lugar en que los devotos puros se reúnen y cantan las glorias del Señor, Este Se encuentra presente sin lugar a dudas. El propio Señor dice que Él siempre permanece donde Sus devotos puros cantan Sus glorias.