La rosa del jardín gradualmente cobra su forma y color para volverse bella y dulce, pero no mediante una ciega ley física, aunque parezca ser así. Tras esa ley física se encuentran la dirección de la conciencia completa del Señor Supremo, pues, de lo contrario, las cosas no adquirirían forma de una manera tan sistemática. El artista dibuja un cuadro de una rosa muy cuidadosamente, con plena atención y sentido artístico, y sin embargo, no queda tan perfecto como la verdadera rosa. Si ese es el hecho cierto, ¿cómo podemos decir que la verdadera rosa ha adquirido su forma sin que haya inteligencia alguna tras la belleza?