El devoto puro del Señor es naturalmente intachable, debido a que está siempre en contacto con la supremamente pura Personalidad de Dios. Pensar constantemente en el Señor es el método antiséptico para mantenerse libre de la contaminación infecciosa de las cualidades materiales. El devoto puro del Señor siempre está acompañado por el Señor, en virtud de que siempre piensa en Él. Aun así, en el contexto particular de un tiempo y lugar, las emociones trascendentales adoptan un cariz diferente, y eso rompe el equilibrio mental del devoto.