Nanda Mahārāja merecía recibirlo como hijo suyo, y también a Yaśodāmayī le correspondía disfrutar de los pasatiempos infantiles del Señor, y, por lo tanto, para cumplir los deseos de todos, fue llevado de Mathurā a Vṛndāvana justo después de Su advenimiento en la prisión de Kaṁsa.