Siempre que aparece un ser viviente en la Tierra, el Señor organiza de inmediato su subsistencia. Las demás especies de entidades vivientes, cuyos números de integrantes exceden en mucho a los de la sociedad humana, nunca se perturban por la manutención; nunca se ven muriéndose de hambre. Únicamente la sociedad humana se ve perturbada por la situación alimenticia, y, para encubrir el verdadero hecho de la mala administración, se refugia en la excusa de que la población está aumentando excesivamente. Si existe escasez de algo en el mundo, es la escasez de conciencia de Dios; aparte de eso, por la gracia del Señor, no hay escasez de nada.