“Cuando salí de esa relación era incapaz de decir una canción que me gustase o una película. Yo no era nadie. No era nada”. Un maltratador robó la adolescencia a Marina Marroquí. La dejó con el alma vacía. De los 15 a los 19 años vivió un infierno que relata con dureza: “A mí me pegaron, me quemaron, me violaron, me dejaron en un descampado, me asfixiaron, me insultaron y me humillaron”. Desnuda su pasado porque está convencida de que la visibilización y la educación son las únicas herramientas para eliminar la violencia de género.

Marina Marroquí estudió educación social en la Universidad de Granada y actualmente preside la asociación ilicitana contra la violencia de género (AIVIG). En su empeño educativo ha llevado el taller “el amor no duele”, un curso de prevención y detección precoz de la violencia de género, a más de 65.000 adolescentes. También imparte cursos a policías, fiscales y profesionales sanitarios. “Necesito intentar que esta sociedad cambie y que la educación cambie y se adapte a ese infierno que está tan oculto dentro de tantas casas”, asegura. Además es autora del libro ‘Eso no es amor: 30 retos para trabajar la igualdad’.

Para Marroquí “el amor es algo que saca la mejor versión de ti misma, que te hace muy feliz, que te permite hablar sin filtros y te da seguridad”. Henchida el alma, esta educadora social es optimista y es feliz. Hoy Marina Marroquí, más que nunca, es.

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