MAX la emprende con la nefasta incumbencia de


la concentración económica en la problemática argentina. 


Y pone en tela de juicio la República.




"¿Podemos llamar republicano  a un sistema tan unitario como el que se 


muestra cómodamente asentado en la historia argentina desde su nacimiento?


De veras… ¿podemos?


¿Es República un territorio geográfico que condensa las decisiones políticas, 


económicas, diplomáticas, judiciales, legislativas, comunicacionales, propagandísticas 


y hasta religiosas en una sola ciudad?   


¿De veras es eso una República Federal como la que describen las páginas ya amarillas de nuestra Constitución?




Que dios atiende en Buenos Aires suena a chiste.


El dios argento se llama Buenos Airesy no atiende ninguna   -o muy pocas-  cuestiones 


que llegan desde el interior irreverente".