Miguel Laborda, Doctor en Historia Económica por la Universidad de Utrecht, ha comenzado su intervención en el programa 24 horas de RNE citando al poeta londinense del siglo XX tras la crisis del 29: "Así termina el mundo, no con una crisis sino con un lamento". Laborda ha comentado que la sociedad se ha visto sorprendida por el virus y ha comenzado a pensar en escenarios apocalípticos, pero, mirando a la historia, ha asegurado que hay grandes diferencias entre la situación actual y las epidemias pasadas, "las tasas de mortalidad son muy diferentes a las del coronavirus", y ha explicado los efectos económicos que éstas tuvieron.

"La peste negra del siglo XIV es uno de los pocos episodios de epidemias que los economistas identificamos con efectos muy positivos", ha indicado el Doctor en Historia Económica. Ha explicado que fue "buena a largo plazo" para Europa y las generaciones posteriores a las que la sufrieron porque situó al continente en un liderazgo político, económico y militar. "Murieron muchos trabajadores y, su posterior escasez, provocó el aumento de salarios y del poder de negociación", ha desvelado. Un caso diferente fueron las plagas del sur de Europa del siglo XVII, que crearon una divergencia económica entre el sur y el norte y aceleraron una serie de cambios "que ya eran palpables". "Eso pasará ahora", ha comentado Laborda: "El impacto de la COVID-19 no será tanto inaugurar una nueva época, en la que ya llevamos tiempo, sino acelerar los cambios". También ha matizado el dilema entre salud y economía: "En base a un estudio realizado sobre la gripe española, ese dilema no es tal porque las ciudades que en Estados Unidos fueron más estrictas tuvieron una recuperación más potente".

Los cambios que pueden acelerar, ha considerado el doctor que son la tendencia a liderazgos de Estados fuertes que saldrán reforzados y serán aquellos que tengan grandes capacidades tecnológicas. "El crecimiento se ralentizará y eso hará caer la desigualdad global, aquella que separa a algunos países emergentes de los países occidentales", ha detallado. Laborda ha previsto que se vivirán procesos de erosión de la confianza en los políticos, se producirá una retirada de liderazgos nacionales y habrá una tendencia a liderazgos "más carismáticos", como Donald Trump o Boris Jhonson". Así, ha explicado que China, que "pisaba los talones a Europa", es posible que todavía gane más peso, porque en occidente el crecimiento se ralentizará. "Ha llegado un nuevo fenómeno, como consecuencia del mundo globalizado, que ha hecho cuestionar un contexxto previo al coronavirus. Y cada vez se cuestionará más", ha observado. Ha manifestado que cada vez se oye hablar más del "Estado protector", d euna inversión "potente" en sanidad y educación y ha atribuido este paradigma de políticas públicas al propio de la postguerra.

Tras las predicciones de la "súper deuda pública" que se avecina en los países, el Doctor en Historia Económica ha mencionado tres aprendizajes, mirando a la historia, para lidiar con ella. En primera lugar ha apostillado que cuando los países deben mucho dinero, el crecimiento y la creación de riqueza es menor; en segundo, que "no importa tanto la deuda como si puedes pagarla de una forma fácil"; y tercero, que cuando el crecimiento económico es reducido, es difícil que la deuda se vaya pagando por si sola y, por lo tanto, es necesario "recortar gastos e incrementar ingresos, "con el impacto que ya conocemos en Europa en los ultimos años", ha apostillado.

"Europa debe sacarnos de ésta más rápido que hace 10 años y lo está haciendo", ha destacado Laborda que se ha planteado la duda de "cómo lo hará": "Si haciendo la deuda nacional más llevadera o asumiendo parte de la factura". Ha sostenido que ahora "hay más motivos para confiar en la ayuda europea que hace años".

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