Por duelos como este te acabas enamorando de este deporte. Penaltis,  chicharros de película galardonada y el VAR como protagonista de lujo -y  acertando-. Lo que era el lado malo del fútbol para el Málaga se  convirtió en locura y justicia divina. Los de José Alberto consiguieron  el empate frente al Sporting (2-2) casi sobre la bocina gracias al obús  de Ramón Enríquez. Un punto que vale su peso en fortuna por dos motivos:  los asturianos siguen por detrás en la clasificación y se frenó de  algún modo la mala racha en La Rosaleda.