Dos disparos a la madera que lo pudieron cambiar todo y, en esa última finura, quien sí estuvo acertado -y por doble partida- fue… Borja Bastón. Los de José Alberto, víctimas del pasado y la injusticia que dejan en cinco partidos la racha de encuentros consecutivos sin conocer la derrota. El Málaga se lleva un palo en Oviedo en el típico partido de Segunda donde la precisión de las áreas dicta sentencia. La maldición foránea sigue vigente.


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