Hay varias maneras de apropiarse de los beneficios que tenemos por ser hijos de Dios: una nueva vida, una vida bendecida, sanidad, libertad de toda atadura, prosperidad, la bendición de su presencia, paz, protección, seguridad y muchas cosas más; una es creer en la obra completa de Jesús en la cruz, y la otra es confiar en nuestras obras o esfuerzos humanos. Pero hay una tercera opción y es la mejor, y es trabajar con Dios, es decir, lo que Dios ya hizo y lo que nos toca a nosotros.

Predicación del 19 de marzo de 2017 en el Auditorio de la Iglesia El Lugar de Su Presencia – Bogotá – Colombia por Andrés Corson
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