Padre de bondad, qué bueno llegar a la noche y encontrarme contigo en esta oración. Mi alma encuentra paz y sosiego en tu presencia amorosa.

Te pido que me sigas regalando tu fuerza para no dejarme vencer nunca por las dificultades, que yo pueda siempre darles la cara y decirles con confianza "¡Aquí está mi Dios!"

Te bendigo por todo lo bueno que me diste en este día y por aquellas cosas tristes, que de alguna manera me ayudaron a crecer; sigo pidiéndote que me regales la fortaleza para seguir en la batalla por construir tu reino.

Santísima Virgen María, regálame tu bendición en esta noche y las fuerzas para despertar con bien mañana. Que algún día nos reunamos en el reino de tu Hijo Jesucristo.

Amén