Padre bueno, ya comienza una nueva jornada de trabajo y yo quiero darte gracias por haberme creado, por regalarme tu misericordia cuando ni siquiera merezco tu mirada.

Gracias por poner en mi camino personas que me hablan de ti, que me ayudan a conocerte; gracias por cada situación en la que me hablaste a través de mis experiencias y me diste la oportunidad de vivir mi fe.

Te pido que me ayudes en cada una de las actividades que tengo que realizar hoy, no dejes que me falten tu amor y tu fuerza en cada una de ellas.

Bendice a las personas con las que me voy a encontrar, bendice a mi familia para que nunca falte el pan de cada día y que María Santísima nos lleve de la mano a Jesús.

Amén