Gregg Popovich, el entrenador con más victorias en la historia de la NBA, consigue un récord ganador en un equipo perdedor, una sensación extraña entre el orgullo y la pena. Que le abracen jugadores como Poeltl queda regulero. Con plantillas menos talentosas, a priori, ha conseguido un rendimiento superlativo. Detroit empieza a pintar mejor con Cade Cunningham y (ojocuidao) Marvin Bagley. Otros rookies como Jalen Suggs o Jalen Green no están dejando una temporada para el recuerdo. Y, por si alguien no se había dado cuenta, Luka Doncic es bueno, eh.