Lo más normal del mundo sería que una reunión entre Juanma Rubio, Toni Vidal y Pepe Rodríguez saliese mal, pero una reunión entre los jugadores de los Celtics… quién se lo podría imaginar. Por Los Ángeles parece que LeBron James y Anthony Davis se lo montan mejor para camelarse a un Damian Lillard que no para de decir que quiere irse pero no, y en Portland no saben para dónde tirar. Barajamos posibilidades para que el culebrón Ben Simmons -parece que ya ha pasado todo mientras Daryl Morey acicala a su gato- acabe y el jugador australiano empiece a darse cuenta de un matiz que no parece conocer: no es James Harden, no es Kawhi Leonard y no importa tanto/no es tan bueno como él piensa.

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