A veces me siento como si estuviera permanentemente viviendo dentro del comercial de salsa de tomate de los años 80 que decía "lo mismo, lo mismo, lo mismo". De las noticias que salen de los informes que salen de la oficina del contralor de Puerto Rico, le cambias el nombre al municipio y los implicados, y terminas teniendo historias similares. Irregularidades en procesos de otorgar contratos, presupuestos mal hechos, malgastos, etc. Y yo me pregunto, ¿para qué son las escuelitas estas de ética gubernamental y de mejores prácticas administrativas para los funcionarios públicos? O aprendiste y no lo aplicaste a sabiendas de malgastar nuestro dinero, o sencillamente puedes ser uno de los que llamaré de ahora en adelante "el alcalde bobolón". No me importa cuál sea el municipio.