Cuando conoces a Jesús, tú vives su vida.


Cuando conocemos a Dios personalmente, tenemos la vida de Dios en nosotros, y esa vida nunca terminará. Es eterna.


 Tener vida eterna significa que estás conectado personalmente al Dios del universo.


«'Y la manera de tener vida eterna es conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste a la tierra.’» (Juan 17:3)