El virus parejo, no perdona

Pues se agotaron los detentes y todo el rollo que echaron durante meses sobre la inmunidad del presidente contra el coronavirus por su fuerza moral. El domingo por la noche confirmó su positivo al COVID que debió estar activo, al menos, desde el viernes que dio la mañanera en Palacio, viajó en vuelo comercial a Monterrey donde habló con Joe Biden acompañado de Marcelo Ebrard, Alfonso Romo y la intérprete oficial, Lilia Rubio, todos sin cubrebocas, y así cenó con los diez más ricos de la comarca y Tatiana Clouthier. Por la mañana tomó café con la candidata de Morena al gobierno de Nuevo León, Clara Luz Flores, sin sana distancia ni protección facial, al igual que luego con el gobernador de esa entidad.

Por la tarde viajó por carretera a San Luis Potosí acompañado del jefe de su ayudantía, Daniel Asaf, y su chofer Roberto Rojas, de acuerdo a mi compañera de Radio Fórmula, Andrea Meraz.

Llegó sintiéndose mal y pidió que le hicieran una prueba de COVID. El domingo inauguró el cuartel de la Guardia Nacional en este estado, y convivió con los secretarios de la Defensa, Marina y Seguridad y el Jefe de la Guardia Nacional; con el gobernador potosino y el secretario del Bienestar, todos sin cubrebocas.

Por la tarde regresó en otro vuelo comercial y al llegar a Palacio le informaron del positivo, que fue cuando lo anunció.

En este lance, Carlos Slim Domit dio a conocer que su papá, el ingeniero Carlos Slim Helu, tiene COVID y el cardenal Norberto Rivera sigue intubado.

Eso lo apunto para los escépticos de la pandemia en la que no hay nadie a salvo: ni presidente, ni el más importante empresario, ni el arzobispo emérito.

A los tres les deseo sinceramente que se recuperen.

Pero es un dramático aviso de que la gente se tiene que cuidar porque la pandemia va para peor y no hay vacunas en México y aunque las hubiera, no harían diferencia.

Anoche superamos los 150 mil muertos.