Éste es un jardín abandonado, no me vengas a decir que “tiene aire de silvestre”, repetía una y otra vez Ernesto a su esposa.
Marina lo tenía claro y sabía que lo que estaba haciendo en su casa estaba acorde a lo que buscaba.
No era un pedazo de tierra liberada a la naturaleza para que ella interviniera.
Todo lo contrario, estaba unas cuantas horas a la semana trabajando con las plantas.
Y algunas más de las necesarias por dos razones:
• Disfrutaba con cada célula de su cuerpo estar en contacto con la tierra y las plantas.
• Para no escuchar a Ernesto que desde que se jubiló no hace otra cosa que ver partidos de fútbol.
En fin, un día su esposo salió a ver por qué estaba toda la tarde metida en “el patio” si las plantas crecen solas en un “jardín abandonado”.
Algo hizo que se detuviera a observarla sin intervenir.
Los minutos que pasó allí le hicieron advertir que había algo más que no era capaz de ver, así que decidió acercarse y averiguar, en lugar de preguntar con su vozarrona sin moverse de la puerta.
- ¿Qué estás haciendo? ¿se puede saber?
Quizás el tono no fue el mejor, pero Marina armada con la paz que el jardín le regalaba, le dijo:
- Estoy arreglando el prado de flores silvestres para que luzca natural.
La expresión corporal y la mirada de Ernesto eran una clara indicación de lo que pensaba:
¿Me estás haciendo un chiste? (en realidad la expresión era un tanto grosera y no quise repetirla)
En un primer momento la explicación no fue muy convincente, pero cuando llegaron más descripciones entendió que para que el jardín luciera de esa forma tan “natural” había que trabajárselo.
No es un jardín que se deja crecer libremente.
Imitar a la naturaleza en esas composiciones armoniosas tiene su mérito.
Hoy el jardín luce más bello que antes porque ambos están trabajando, si se le puede decir así, en cada detalle y planean construir un estanque el año entrante.
Ahora te digo a ti, si quieres tener un jardín silvestre y no sabes la diferencia entre éste, uno de fácil conservación o uno productivo, tienes la colección de audios Nº 2 “La impronta del jardín”
También puedes conformarte solamente tener césped y un árbol.
Pero no es lo mismo.

PD: El prado de flores silvestres suele confeccionarse de dos formas. La primera es sembrando una mezcla de semillas de flores y gramíneas seleccionadas previamente o de una de origen comercial. La segunda es incorporando las plantas con flores al césped ya existente.

Claudio. El Jardinerista

Los audios aquí: https://cursosdejardineria.com/downloads/2-la-impronta-del-jardin/

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