Puede parecer que la calma nunca volverá. Pero así como las tormentas físicas pasan eventualmente, así Jesús nos sacará de nuestras tormentas. Jesús habló paz sobre el viento y las olas, haciendo que se detuvieran. Hoy, Él habla esa misma paz en tu tormenta. Su paz es tu herencia, incluso en medio de las aguas turbulentas.