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438. El hombre más rico del mundo (Heródoto)

Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

Spanish - March 13, 2023 22:00 - 12 minutes - 8.44 MB - ★★★★★ - 5 ratings
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Había una vez en la región que hoy conocemos como turquia un rey llamado Creso que era el amo y señor de un reino llamado Lidia.  Corria la mitad del siglo VI antes de nuestra era y el reino de Lidia estaba situado en lo que en el momento era la mayor fuente de riqueza de esas épocas. La anatolia era un cruce obligado de mercancías entre Europa y el Asia, además era una zona muy fértil y bendecida con toda clase de cultivos y minerales. Se decía en esas épocas hace 2500 años que no había un reino más rico y más prospero que lidia y que su rey Creso era el hombre más rico sobre la tierra. Tan rico era que aún hoy hay un dicho popular que dice. Tan rico como creso. 

 

    El rey Creso creia poseer todo lo necesario para ser feliz: tenia tierras, palacios, casas, esclavos, finas prendas y objetos bellos.El en su inmenas opulencia no podía pensan en nada que le pudiera dar mayor comodidad o mayor satisfacción asi que se autoproclamaba como el hombre más feliz del mundo. 

 

Sucedió que un día llego a su reino un hombre llamado Solon. Solon era un legislador de Atenas en Grecia y tenia gran fama de ser un hombre sabio. En esa época se decía para halagar a un sabio la frase. Eres tan sabio como Solon. 

 

Siendo Solon un hombre culto y habiendo viajado por muchas regiones había oído hablar del Rey Creso y su inmensa riqueza. Asi que decidió ir a visitar Lidia y ver con sus propios ojos la riqueza y la opulencia de los palacios de Creso. 

 

Cuando Solon se presento a las puertas del fastuoso palacio de Creso y fuera anunciado por los guardias reales, Creso lo mando pasar inmediatamente ya que se sentía orgulloso de que un hombre con tal reputación de sabio lo visitara desde Grecia. 

 

Creso recibió a Solon con todos los honores posibles y el mismo le dio una visita guiada por los más lujosos aposentos de su palacio. Cada una de las habitaciones estaba decorada con finas alfombras, hermosos muebles de maderas exóticas, cuadros, pinturas, mosaicos y especialmente libros. Luego lo llevo a conocer sus jardines, huertos y establos buscando maravillar a su invitado con toda clase de objetos raros y hermosos. 

 

Después de la visita guiada, el rey Creso se sentó a manteles con su invitado y compartiendo una cena de fantásticos alimentos le pregunto. 

 

Dime Solon ya que has visto todo lo que te he mostrado quien piensas que es el hombre más feliz del mundo. Esperando que la respuesta fuera bien simple y contundente. 

Tu Creso. 

 

Pero el sabio Solon guardo algunos minutos de silencio y finalmente dijo. 

  

        – Tengo en mente a un pobre hombre que vivió un tiempo en Atenas y se llamaba Telo. A mi juicio, era el más feliz de los hombres.

 

    Creso no esperaba esa respuesta, pero ocultó su decepción y preguntó:

    -¿Por qué lo crees?

    – Porque -respondió el huésped- Telo era un hombre honesto que trabajo con ahínco durante muchos años para criar a sus hijos y brindarles una buena educación. Y cuando ellos crecieron y pudieron apañárselas por su cuenta, él se alistó en el ejército ateniense y dio su vida con valentía en defensa de su patria. ¿Puedes pensar en alguien que sea más merecedor de la felicidad?

 

    -Quizá no -respondió Creso sorprendido por la respuesta -. ¿Pero no me hables de muertos, dime quien puede ser el hombre vivo más feliz 

    Ahora estaba seguro de que Solón respondería: “Creso”.

    -Tengo en mente -dijo Solón- a dos jóvenes a quienes conocí en Grecia. Su padre murió cuando ambos eran niños, y eran muy pobres. Pero trabajaron virilmente para mantener su casa y a su madre, quien sufría de mala salud. Año tras año trajinaron, sin pensar en nada