La entidad independiente OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ha publicado su último informe sobre la calidad de las autopistas en el Estado. El resultado coloca a nuestras autopistas AP-8 y AP-1, gestionadas por las diputaciones de Bizkaia y Gipuzkoa, como las peor valoradas. La Plataforma Peajerik Ez cree que la OCU no incluye datos sobre la autopista AP-68  porque su excesivo coste provoca que la mayor parte de los y las conductoras la eviten. y por lo tanto no han podido valorar sus deficiencias. En cuanto a la autopista AP-8, que une Bilbao con Irún, los y las usuarias señalan su pésimo trazado. Además, sus incontables curvas son muy cerradas. Y los continuos límites de velocidad obligan a circular incluso por debajo de los 100 km por hora en prácticamente todo su recorrido. Todas estas deficiencias son impropias de una autopista de alto peaje.
Negocio lucrativo
Juan Carlos Poderoso asegura que estas autopistas son infraestructuras que hoy no se podrían considerar ni siquiera autovía. Y además, las diputaciones la mantienen como su más lucrativo negocio. En el caso de la AP-8, tenía que estar liberada desde el año 2003 dado que su construcción data de los años setenta. Pero las diputaciones asumieron el papel de las concesionarias y han convertido estas vías en una suculenta fuente de ingresos. Lo peor es que la alternativa es la carretera nacional 634, una vía estrecha y peligrosa que obliga a que los conductores opten por pagar el peaje. Además, acusa a las dos diputaciones de ofrecer informaciones falsas sobre el verdadero estado de estas autopistas.