El problema del insomnio y de la mala calidad del sueño afecta a muchas personas. Está en nuestro día a día. Y es consecuencia de la vorágine de la sociedad en la que vivimos.  Diego Redolar es neuropsicólogo,  investigador en la Universitat Oberta de Catalunya y en el Centro Integral de Bienestar AMMA del Parque de Investigación de Donosti. Diego Redolar asegura que "nuestro cerebro necesita diferentes señales para regular nuestros ritmos circadianos. Por ejemplo, recibir información del entorno, como apagar los aparatos electrónicos, hacer deporte, etc.  Pero a veces ni por esas conseguimos dormirnos. Y es un  problema porque nuestro cerebro creativo nos juega una mala pasada: "la corteza prefrontal es la parte del cerebro que nos ayuda a resolver problemas. Y por la noche es cuando mejor trabaja. El problema es cuando durante el sueño nos metemos los problemas del día a día, como preocupaciones en el trabajo o problemas de dinero".
El despertar de media noche
Cuando dormimos, pasamos por diferentes fases. Y en el ciclo REM se activa la región del cerebro llamada amígdala, muy importante para el procesamiento emocional de lo que hemos vivido a lo largo del día. Esto nos ayuda a prevenir la depresión o la ansiedad. Pero si la activación es muy elevada, la persona se levanta y aparecen los pensamientos reiterativos: " Esto se produce en situación de presión o de estrés. Además, las alteraciones del sueño nos afectan cognitivamente. Pero también metabólicamente: no se metabolizan bien los hidratos de carbono y las grasas" El neurocientífico Diego Redolar asegura que "lo peor son las consecuencias a largo plazo. Los problemas de sueño inciden en la posibilidad de desarrollar enfermedades neurodegenerativas. Ya se ha descubierto que se genera  una basura metabólica que se va acumulando en algunas partes del cerebro. Y estos deshechos pueden provocar Alzheimer".
Tratamientos
Ante los problemas del sueño, lo más fácil ha sido siempre tomar una pastilla: "las benzodiazepinas conllevan unos riesgos cuando se utilizan con una práctica clínica inadecuada. Pero hay nuevas familias de medicamentos que se están utilizando y que no tienen los efectos secundarios.  Se trata de buscar el equilibrio entre riesgo-beneficio"