Cada vez los dispositivos tecnológicos nos permiten realizar más tareas, es cierto que agilizan nuestro día a día, pero también en deriva en ponernos cadenas, unas cadenas que nos atan a los móviles y nos hacen estar pendientes durante todo el día de si nos ha llegado un Whatsapp, o si alguien nos ha dado like en Tinder.En otras ocasiones, esa adicción tecnológica no tiene porque venir ligada a perder el tiempo sino que puede venir a algo imposible, la desconexión tecnológica por motivos laborales, ya sea atender el correo electrónico o charlar con los compañeros para planificar la semana.Además, el verano podría ser un buen momento para conseguir esa desconexión, sin embargo ni en la playa somos capaces de desconectar y el no tener cobertura nos puede llegar a generar incluso ansiedad.