Pabellón 6 estrena mayo con la reposición de 'El trepa de palacio'. Un musical bufo que cuenta la historia de ascenso y caída de Antonio Ugarte, un mozo vizcaíno que llega a Madrid como chico de los recados, se hace maestro de baile y llega a ser la mano derecha del absolutista Fernando VII. Braulio Cortés, autor de la obra, detalla este musical sobre la corrupción.

Pocas veces se vio en España mayor corrupción y desenfreno que durante el reinado de Fernando VII. Favoritos del Rey, amigos y allegados, manijeros profesionales, pelotas escandalosos, arribistas sin escrúpulos… todos pintaban algo en aquella corte despampanante. Pero nadie como el bailarín Antonio Ugarte – Un, dos, tres – supo bailar el agua al monarca absoluto, nadie como aquel vizcaíno locuaz y vivaracho puede ostentar con más derecho el título indecoroso de Trepa de Palacio.

Pero este viaje al pasado, no es una huida del presente. Muy al contrario, El trepa de palacio ofrece situaciones reales de corrupción, que tuvieron lugar hace doscientos años, pero que, salvando las distancias de ropajes decimonónicos y terminología en desuso, parecen ahora tan grotescos y esperpénticos como los vividos en este país en el siglo XXI, y que siguen siendo materia fundamental de nuestros modernos telediarios.

Felipe Loza es el responsable de dirigir esta dramaturgia, de farsa esperpéntica, creada por Braulio Cortés y protagonizada por Aitor Echarte Merino, Diego Pérez, Leire Ormazabal, Nahikari Rodríguez, Unai Elizalde Zamakona y Yeray Vázquez. Una propuesta coral, libre de artificios escénicos, en la que la base es el trabajo de actor, puro y duro, para divertir al público con bufonadas, canciones y bailes. Y con momentos para la reflexión, y para comprender el origen del fracaso político y social de este país, y reírnos de ello.

En el apartado técnico, Betitxe Saitua ha creado el vestuario (un viaje a principios del siglo XIX, inspirado en Francisco de Goya), Quique Gago la iluminación, Unai Elizalde firma las coplillas populares y la percusión, Leire Ormazabal, las coreografías de folklore clásico y contemporáneo y María Casanueva y Susana Díez son las responsables de la puesta en escena de claroscuros, picarescas y tenebrismos de tradición ibérica.