INTRODUCCIÓN.
¿Suerte o propósito?
● Dos hombres conversando
Un día de la nada llegó un caballo al establo de un granjero
Vecino. El vecino le dijo “que buena suerte la que tienes”
Granjero. Si es buena suerte o mala suerte no lo sé... qué se yo de suerte...Dios
sabe lo que hace
Pasados unos días el hijo del granjero se cayó del caballo y se fracturó la mano.
Vecino… con ironía le Dijo “Que mala suerte la que tienes”
Granjero…Si es buena o mala suerte no lo sé... qué sé yo de suerte. Dios sabe
lo que hace.
Una semana después el país entró en guerra y el ejército pasó de lugar en lugar
reclutando jóvenes para la guerra y como el hijo del granjero tenía la mano
fracturada no lo enlistaron para la guerra, pero al hijo del vecino sí.
Los pueblos están llenos de dichos sabios que han sido pasados de generación
en generación y en particular quiero referirme a este...
“No hay mal que por bien no venga”
Y aunque este dicho para algunos solo representa una expresión de alivio
mental ante una pérdida, también es cierto que en realidad un mal actual puede
ser un bien futuro.
La Palabra de Dios enseña sobre este dicho popular una gran verdad espiritual y
del propósito de Dios tras situaciones difíciles en la vida.
Cuando rendimos nuestra vida a Dios y en Él depositamos la confianza,
entonces dejamos de darle crédito a la suerte para darle crédito a su perfecta
voluntad.
Este dicho... “No hay mal que por bien no venga” está descrito bien claro en
la Biblia para los que somos llamados para salvación.

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