Los pacientes que sufren un infarto de miocardio y están infectados por el SARS-CoV-2 presentan una mortalidad cinco veces superior que aquellos pacientes con infarto que no tienen la COVID-19.


Así lo pone de manifiesto el estudio realizado por el Grupo de Trabajo de Código Infarto, de la Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).


El infarto al miocardio se trata de una parada o una grave alteración del ritmo de los latidos por una obstrucción de la arteria o arterias correspondientes, explican los expertos.“Del total de pacientes con infarto de miocardio atendidos, el 10,9 % tenía PCR positiva”, indica el doctor Oriol Rodríguez Leor, primer firmante del estudio.


Desde la SEC puntualizan que, además, los pacientes con coronavirus que llegaban al hospital presentaban más insuficiencia cardiaca y también tuvieron más complicaciones tras el tratamiento del infarto de miocardio.


La trombosis del stent y el shock cardiogénico, aseguran los investigadores, son algunas de las complicaciones más temidas del intervencionismo coronario percutáneo por sus consecuencias catastróficas.


Así, “el 31,9 % de los infartados con COVID-19 llegaba a los hospitales con insuficiencia cardiaca frente al 18,4 % de los que no padecían esta enfermedad”, expone el doctor Rodríguez.


El especialista en cardiología detalla también que, “en el grupo de pacientes con coronavirus, el 3,3 % presentó trombosis del stent y el 9,9 % shock cardiogénico tras el tratamiento del infarto”. Estados Unidos tenía algo más de 9 millones de casos confirmados de covid-19 cuando empezó el mes de noviembre. Solo unas semanas después, el país supera los 12 millones.