En uno de los momentos estelares de la edición 2023 del Festival de Cannes, Wim Wenders fue reinstalado e el panteón de los "grandes directores", tras la exhibición de Perfect Days, la película que poco antes había filmado en Tokio, con un equipo local, de un modo similar a como hizo Werner Herzog poco antes con la también sorprendente Family Romance LLC (2019).
Hilvanado a partir de la rutina diaria de Hirayama —un contratista encargado del aseo de un conjunto de sofisticados baños públicos—, la cinta sigue un camino esencialmente circular, en el que cada uno de los actos del protagonista (despertar, manejar al trabajo, limpiar, almorzar, etc.) se repite con escasas pero significativas variaciones. Desplegados frente al espectador, esos pequeños cambios se reflejan como en un espejo, en el que las experiencia vital del personaje y las de su audiencia se vuelven una.
El resultado no sólo complementa y renueva el sentido de la extraordinaria ruta artística emprendida por el joven Wim, en los años 70; también introduce una noción de trascendencia, de comunión entre vida diaria e infinito largamente ausente en el cine contemporáneo.
En el proceso, Wenders consigue una suerte de milagro, y sobre eso y otras cosas se discute en este podcast.