Naufragada como proyecto artístico y financiero sin ser ella misma una mala película, la dispareja Nightmare Alley (2021) de Guillermo del Toro ha servido al menos para enfocar la atención hacia la primera adaptación de la novela de William Lindsey Gresham: la fascinante Nightmare Alley de 1947, dirigida por Edmund Goulding y protagonizada por Tyrone Power. Vaya qué sorpresa se lleva uno al sumergirse en esta cinta de 20th Century Fox, olvidada por décadas y luego transformada en algo parecido a un filme de culto por su condición de puente entre el cine de horror de los años 30 y el Film Noir de los 50. Situada justo en medio de esas dos corrientes, la película de Goulding dista de ser una obra maestra, pero a cambio ofrece algo único: pistas sobre cómo la vapuleada sociedad que emergió de la Gran Depresión acabó convertida en una Sociedad del Espectáculo, en la que cada miembro disputa su espacio bajo la luz de los focos, antes de convertirse en una alimaña, una caricatura de sí mismo. Inserto en un país que todavía tambalea tras el carnaval sin tregua que significó la era Trump, se entiende el por qué del Toro quiso elaborar su propia versión de esta fábula de ascenso y caída, y claro, también se entiende que la metáfora le quedó grande. El filme del '47 consiguió más echando mano de mucho menos. De eso y más se habla en este podcast.