Periodista policial mucho antes de convertirse en cineasta, Samuel Fuller siempre concibió la profesión como vehículo para reflexionar acerca de las virtudes, vicios, energía vital y conciencia cívica de su país. La obsesión fue lo bastante fuerte como para financiar de su propio bolsillo a la électrica Park Row (1952), relato fabulado acerca del torbellino que envolvía al barrio que alojaba a buena parte de los diarios de Nueva York, en el último cuarto del siglo XIX. Mucho del idealismo y el desborde de esos días ya está completamente ausente en Shock Corridor (1963), donde el director usa la premisa de un reportaje denuncia al interior de un hospital mental, para someter a examen a una nación fracturada por ideología, racismo, exitismo y otras dolencias sociales. De eso y más se habla en este podcast.