Cada noche de sábado, Tony Manero y su banda de amigos llegan a 2001 Odyssey, la disco en cuya pista, este hijo de familia, empleado de ferretería y bailarín por vocación, despliega su talento a quien quiera verle. Lo de Tony no es baile, es una virtual Apoteosis, de esas que uno suele divisar en los techos de las iglesias, con el personaje central flotando entre su feligresía, ingrávido, colorido, presa de un trance místico. Muy exagerado? Es cosa de ver la película, a décadas de su estreno para ver hasta qué punto el increíble impacto pop de la onda disco ocultó esta dimensión casi sacerdotal del personaje, que lo emparenta directo con Mean Streets y Rocky, e inspiraría a Paul Schrader para crear a Julian, en American Gigolo. Hay algo ascético y barroco, al mismo tiempo en Tony Manero; algo que lo saca de la pista de baile y le convierte en perenne arquetipo. De eso, de música y más se habla en este podcast.