Como suele pasar con las películas largas (y buenas) las más de cuatro horas que dura esta cinta convierten el transcurrir de ese tiempo en una sensación de espacio, del que no se quiere salir. La narración omnipresente, ácida y no necesariamente confiable, obra de un escritor maduro (y parado en los hombros de hartos gigantes), se acompaña de una puesta en escena plástica y simple que funde el prodigio narrativo con el prodigio de producción. Cinta independiente con ambiciones faraónicas, que recomendamos encarecidamente ver (en Youtube) antes de escuchar este podcast.