La boda de Muriel es un clásico noventero, por lo kitsch, lo atípico, lo extrañamente edificante y por ser la plataforma de lanzamiento internacional de la carrera de su director y de su protagonista (Toni Colecte). Casi 20 años después, ambos se reencontraron en su Australia natal para filmar una cinta que se parece a Muriel, con premisas y planos copiados, pero agregándole más personajes y más historias que -para bien y para mal- resultan en una película más compleja y aturdidora, que a veces usa la locura como excusa para sus deslices de guión. De eso y más hablamos en el podcast.