Aardman se equivoca poco, y cuando lo hace tampoco se nota tanto ni termina de desmerecer obras movidas por la buena intención, la exaltación de la solidaridad y -por sobre todo- del trato digno a los animales. Dotadas de guiones apretados y eficaces (dada la ardua tarea de hacer stop-motion con plasticina), las películas de este estudio británico equilibran las historias directas y reconocibles con la complejidad técnica y un humor esencialmente blanco, pero no carente de mensajes humanitarios y políticos. La cinta con la oveja Shaun tiene mucho de eso pero también se aparta un poco, y de eso y más hablamos en el podcast.