En un verano incipiente en donde la lucha de franquicias
y nuevas fórmulas es la norma, tenemos un caso raro en donde la adaptación de una serie que
nadie recuerda llega a la gran pantalla, y en esta trae todo lo necesario para
triunfar en taquilla, aunque parece que en realidad tomará la culpa por fallas
ajenas ya que el público se muestra reticente a dar oportunidad a nuevas/viejas
opciones.

 The Fall Guy es la cinta más reciente del director de
acción David Leitch. A quien tal vez recuerdes como “uno de los dos culpables de
la muerte del perrito de John Wick” (junto con Chad Stahelski), y quien tomó su
propio camino con Rubias Atómicas, Deadpool, Céline Dion y Tren Bala. Y no, no
es broma lo de Céline Dion, ya que le dirigió un video clip. La cinta puede ser
descrita como una película de acción romántica, aunque en realidad, cuenta como
dos historias de amor (y una tercera personal, pero ya de eso escribiré al
final). ¿Cómo está eso?

 


El primer romance viene de la mano de Colt Seaver, un
extra especializado en hacer las secuencias de acción que el otrora Kraven, Aaron
Taylor-Johnson no se atrevería a ejecutar. Tiene una relación peculiar con Jody
Moreno (Emily Blunt), una muchacha dedicada que ha trabajado desde asistente de
cámaras, para ir escalando poco a poco posiciones hasta lograr su sueño de
dirigir su propia película. Debido a un penoso accidente en una escena, es que
Colt queda terriblemente dañado, por lo cual pierde el contacto con prácticamente
todos los de su vieja vida. A la distancia busca recuperarse, aunque eso implica que
las mayores dosis de adrenalina las tendrá al estacionar autos deportivos en el
lugar en donde trabaja como valet.

 

Azares del destino se dan, y la productora con la que ha
trabajado casi toda su vida, le llama a Colt, siendo Gail (Hannah Waddingham)
quien le dice que debe formar parte del equipo detrás de cámara de la ópera
prima de Jody, la cual pidió personalmente que fuera al otro lado del mundo a
ayudarla. Colt toma el llamado, aunque al llegar allá las cosas se complican,
ya que deberá resolver desapariciones, escapar del crimen organizado,
sobrevivir intentos de asesinados, y mostrar que toda su experiencia como doble
de acción puede servirle más de lo que esperaba al sobreponerse a tantas
amenazas.

 

La cinta tiene las mejores escenas de acción que podrás
ver este año en la gran pantalla. El cuidado de estas viene garantizado gracias
al trabajo de Leitch, aunque se nota que su prioridad eran dichas secuencias y
no tanto el guion y desarrollo de los personajes, los cuales pueden parecer un
poco confusos por momentos, pero ¿a quién le importa cuando tienes una
persecución de coches, con balaceras, en medio de las calles de Sídney,
Australia?

 

El manejo disparejo del guion es el menor de los
problemas para una cinta que tuvo un presupuesto reportado de 140 millones de
dólares, y a la fecha, tras su segundo fin de semana, va apenas superando la
marca de los 100 millones, lo que hace que los que la vimos y disfrutamos,
deseemos que tenga una corrida larga en cartelera, porque la cinta en verdad lo
merece. Tiene la gran mayoría de los elementos que deberían hacer un éxito:
estrellas reconocidas encabezadas por un gran actor carismático y establecido, lo que debería ser más que Kenough, acompañado por una Emily Blunt que tiene
más desarrollo de personaje en dos escenas que todo lo que hizo en Oppenheimer.
Además, hay acción espectacular, ideas y ejecuciones frescas (al menos tan
frescas como las adaptaciones de 21st Jump Street, otra serie viejita que saltó
a la gran pantalla), y en el mismo Cinemascore
tuvo una calificación de A-, lo que significa que de las cintas estrenadas,
supera a Civil War (quienes dicen es un gran hit taquillero para A24, pero eso
no es cierto), y quedando debajo de Dune Dos (la gran cinta del año, hasta el
momento).


Como escribió en su momento Matt Singer, parece que no sabemos lo que el público quiere. Cintas menores y con peor desarrollo logran más taquilla, debido principalmente a que vienen de franquicias (te estoy viendo a ti, Reino de las Secuelas de las Precuelas del Planeta de los Simios), y cintas como The Fall Guy, que curiosamente cubren todos los cuadrantes ansiados por ejecutivos de Hollywood (apelando a hombres, mujeres, chicos, grandes, similares y conexos), quedan muy detrás... Es el tipo de cinta que la mayoría de la gente dice quiere ver, pero… no lo hace… o se esperará a que llegue al streaming dificultando justificar la inversión en este tipo de obras, aunque cabe destacar que un presupuesto menor le hubiera quedado mejor… aunque… ¡la acción en pantalla lo justifica!

 

The Fall Guy, expresión que traducida al español queda
lejos de ser “Profesión: Peligro” o “El Especialista”, y se adecua como “El
Chivo Expiatorio”, lleva en el nombre la penitencia. No despierta gran interés
de las audiencias, y será usado como ejemplo para “demostrar” cómo la única
opción saludable es continuar con secuelas y franquicias vigentes, al mejor
estilo Disney, hasta que las vacas queden tan flacas que no haya nada que ordeñarles.
Y es que, a pesar de esto, la cinta es una verdadera carta de amor al cine.
Y así tan cliché como es esa frase usada por comentaristas de redes sociales, es
genuino el interés por hacer mejores películas comerciales que no sean
“entretenimiento descerebrado” sino que cuente con al menos una gran ejecución.

 

Y es aquí en donde tenemos el segundo romance de la
cinta. The Fall Guy es hecha por gente que ama al cine, y lo que eleva al
séptimo arte para ser el favorito de muchos.



 

La cinta es consciente de sus errores y planteamientos.
Sabe la historia que quiere contar y la cuenta. Desde referencias musicales
nada sutiles a Dune, burlas al establecimiento de actores como el mismo banal y
descerebrado Taylor-Johnson, el planteamiento de que ahora sí las mujeres
pueden tener a su cargo al gran mega blockbuster que fascinará a todos (lo
siento Barbie, pero todos queremos ver a Metal Storm), los juegos de
suplantación de identidad en donde se reafirma el que las personas más
poderosas en el cine son productoras, en donde la misma Gail da vida a un
híbrido fascinante de Amy Pascal, Deborah Snyder, Kathleen Kennedy, y otras,
así como el hecho de que nuestro personaje principal es prescindible, lo cual
lo vuelve la figura perfecta para tomar una misión tremendamente peligrosa con
tal de que la película pueda finalizarse. Todo está ahí metido para comentar,
meta-comentar, y ejecutar lo que pasa frente y detrás de la pantalla, así como
con quienes nos dedicamos a hablar de ella. ¿Es malo tener una secuencia con
pantalla dividida explicando porqué tener una secuencia con pantalla dividida
puede ser mala idea?  El poder del guion
te muestra porqué sí, no, y todo lo contrario.

 

Mientras que personas más “cerebrales” podrían plantear
que estos manejos son muy superficiales, están menospreciando el tremendo
trabajo que se hace para que esto se pueda apreciar así. Si fuera ten
superficial, la elaboración de grandes secuencias de acción no tendría lugar a
menos que Villeneuve la use para establecer un punto filosófico sobre cómo el
poder corrompe o Spielberg quiera ilustrar lo crudo de una invasión bélica. El cine
es arte, entretenimiento y negocio, y aunque hay casos aislados, nadie entra a
participar en una película esperando hacer una porquería. Ni siquiera esas
personas que no se van a llevar el crédito ya que son “prescindibles” y si les
pasa un accidente, nadie las va a extrañar.

 

Finalmente, el mismo Leitch, acompañado por el guion de
Drew Pearce y Glen A. Larson, usan esta cinta ubicada en medio de una filmación
para enaltecer a esas figuras que desde hace años merecen más reconocimiento y
la Academia se sigue negando a abrir una categoría para extra de acción. Esto
es cada vez más vigente, especialmente ante los años en donde el manejo de
efectos visuales, hechos por otro gremio sobreexplotado y mal pagado, es la
solución sugerida, haciendo que la artificialidad en pantalla pierda la
gravedad y el peso en secuencias que deberían tener impacto. Y esto tanto de
manera literal como metafórica.

 

El cine es un arte y un negocio colaborativo, y esto es
celebrado en la misma cinta, en donde, aunque se incluyen recursos sobre usados
como el stinger al final de la cinta (gracias, Marvel, por matar lo que hacía
especial a estas secuencias), hay mucho más crédito en alabar lo que implicó
hacer muchas secuencias de acción que le dan vida tanto a la película de The
Fall Guy, como a la película que se estaba rodando dentro de esta ficción
(Metal Storm, la cual con gusto veo si la hacen). Es aquí donde se muestra el
respeto y el cariño a esta expresión artística.

 

Se que es un poco iluso el esperar que una cinta tenga
éxito y aceptación por parte del público basado en lo que esta representa, pero
es triste el ver que a pesar de que ha tenido gran recibimiento por la mayoría
de los que la han visto, el público en general no ha mostrado el mismo interés
que sí expresa ante fórmulas revisadas y desgastadas con simios, lagartijas
gigantes peleando con simios, o películas producidas por Jordan Peele con un
simio en el título. Tal vez la clave siempre estuvo en enfocarse menos en buscar
reinventar y adaptar fórmulas a nuevas audiencias, y tomar una fórmula clásica
de los cómics de la época de plata y simplemente agregar un simio en la portada
o en este caso, en el poster. Ese Julius Schwartz (editor de DC Comics)  sabía
lo que hacía
.

 

Y con eso terminamos los comentarios
sobre The Fall Guy. Una gran cinta de acción que esperemos encuentre más
audiencia con el paso del tiempo y el lanzamiento en otras ventanas, aunque
está diseñada para disfrutarse plenamente en la gran pantalla.

 …



 

Espera un momento… al principio hablabas de dos… ¿tres
romances?

 

Bueno, el tercero no va en esa categoría y es algo mucho
más personal, así que mejor vete, ya que esto terminó. Siguen comentarios
aleatorios que más bien deberían estar en un diario personal que en un texto
público sobre una película comercial.

 

Un detalle que en particular me pegó de manera personal
en la cinta tiene que ver con la actitud y manejo del personaje de Colt
Seavers. Hay un diálogo entre él y el personaje de Jody, en donde esta le
pregunta a él “¿Cómo has estado?, a lo cual Colt solo le da el pulgar arriba.
Jody responde “No tienes idea de cómo odio eso de los pulgares que hacen
ustedes, los extras”.

 La línea puede parecer banal y solo referencia para
mostrar el carácter ligero de Colt, pero hay mucho más detrás e incluso fue
comentado después en
entrevistas
tanto por Ryan Gosling como por David Leitch. En la misma
secuencia, parte del conflicto entre la pareja tiene que ver con la manera en
que se comunican. Colt se alejó para tratar de recuperarse después de un
fracaso que hizo que su carrera se viera destruida.

 Jody odia esa expresión del pulgar arriba, la cual indica
que todo esta bien y podemos continuar. Hay más personas en la producción, y no
nos debemos detener solo por una posible lesión de uno del equipo. Esta persona
no te va a decir cómo se siente en verdad y esto se vuelve parte de su vida
misma. “Estoy bien. Todo está bien”. Nunca ves pulgares abajo en un set. No
debería ser posible que siempre haya señales positivas, sin embargo, son las
que se ven.

 Una frase que fue trasladada de las charlas entre Leitch
y Gosling al guión, sobre cómo se siente ser un doble de acción, es que “Bueno,
todo duele. Todo, todo duele. Duele cuando te golpea un auto. Duele cuando
sales disparado por una ventana. Duele cuando te prenden fuego.” Pero algo que
le dolía más a Colt era precisamente el no estar con Jody.

 A nivel personal, los últimos años no fueron precisamente
sencillos. Claro, el tener una pandemia no fue fácil para la abrumadora mayoría
de las personas que tuvimos que sobrevivirla, lo cual fue más fácil que no
sobrevivirla, pero a menos que fueras de esos privilegiados que desde sus
mansiones privadas cantaron Cielito Lindo o Imagine, hubo pérdidas y cambios en
muchos aspectos.

 Para mi fue un cambio laboral. Claro, estuve buscando
distintas opciones de trabajo, así como enfocarme más en lo que más disfruto, e
incluso durante un tiempo, puedo decir que vivía de hacer podcasts. Esto fue
una ventana limitada en donde mientras continuaba con mi búsqueda, cada vez más
desesperada, pretendía que todo iba bien y solo necesitaba esperar a que el
mundo mejorara. ¿Estaba muy activo promoviendo cierto podcast de tecnología o
relanzando especiales en nuevos formatos para el de cine? ¿Presumía que
llegábamos a altas posiciones en los rankings gracias al gran trabajo y
aceptación? Fachadas para presentar esa imagen de que todo esta bien, cuando en
realidad, todo estaba de la chingada.

 

En 2023, cuando finalmente mi vida se empezaba a
enderezar un poco, tuve dos pérdidas personales que me dolieron muchísimo. Una,
irreversible, con la muerte de mi madre. Era algo que sabía que eventualmente
iba a llegar y por eso en los últimos años buscaba verla y frecuentarla,
incluso aunque no tuviera trabajo ni dinero, mientras que pretendía que todo
iba bien. ¿Para qué darle más preocupaciones a alguien que debía enfocarse más
en su salud y recuperación? Al final llegó su partida, la cual dolió mucho.

 

Otra, la cual hasta el momento se siente casi igual de
definitiva, fue con la pérdida de una amiga. No, no está muerta, pero seguro
está en un mejor lugar… es decir, en un lugar en donde no estoy yo. Con ella
había compartido casi la mitad de mi vida en mayor o menor medida, hasta que,
cerca de estas fechas, mientras la buscaba para ver si nos veíamos para
celebrar su cumpleaños, me percaté que ya no la veía en redes sociales. Me
había expulsado de su vida. Eso dolió. Física. Emocional. Mentalmente. Mucho.

 

Las diferencias que pudieron ocurrir son solo para que
nosotros las discutamos. Lo curioso es que, al ver la película, veía ciertos
paralelismos en la relación que llegamos a tener, con cierta complicidad para
algunas cosas, a la que tenían los personajes de Blunt y Gosling. Claro, esto
era una simple amistad, sin interés romántico, pero para mi no era simple, sino
algo muy valioso. Algo que ya no está más.

 

Al ver la cinta, fue en cierta medida catártico para mí.
Claro, la ficción es más cómoda, y puede tener giros más agradables que una
seca realidad, en donde las razones pueden pesar menos que las acciones, y en
donde algo de comunicación gracias al poder del guion puede ayudar a resolver
la situación. Me identificaba con el distanciamiento de Colt ya que trataba con
mi depresión en su momento de manera similar. Con cierto distanciamiento para
no presentar una imagen vulnerable y menos de dolor… excepto que yo nunca
bloqueé comunicaciones, y ya cuando mental y emocionalmente estaba más estable,
buscaba nuevamente un acercamiento.

 

La secuencia en que Jody se pone a ventilar las
incomodidades en medio del set, mientras pide que le prendan fuego una y otra
vez al doble incómodo traído al set sin que ella lo supiera, es algo que se ve
divertido en pantalla, y sirve para mostrar la dinámica y el toma y daca entre
ellos mientras podrían resolver sus diferencias.

 

Esto es menos divertido cuando se recontextualiza ese
momento de entretenimiento con lo que dice el mismo personaje de Colt en la
cinta cuando finalmente se puede abrir y aceptar esa realidad incómoda. “Todo
duele. Todo, todo duele. Duele cuando te golpea un auto. Duele cuando sales
disparado por una ventana. Duele cuando te prenden fuego”. Y en esa secuencia
Jody lo hacía deliberadamente a modo de terapia para sacarlo de su sistema, sin
importar los efectos que tenía con su contraparte. Y todo eso, duele. Incluso
con la mejor actitud.

 

¡Hey!, pero eso implica que al menos hay comunicación. Y
con eso se puede buscar una solución. La ficción tiene un mejor final que la
realidad, y en ocasiones uno solo puede “tomar la caída”, o ser “el chivo
expiatorio” de problemas ajenos. Si hay malentendidos, al menos esa
comunicación puede ayudar a que se expresen y de esta manera se pueda buscar
una solución. Pero para esto se necesita disposición de ambas partes. Y tras un
año de buscar acercamientos en distintos medios, al menos en mi caso, sigo topando
con pared y rechazo sin importar los medios que busque para un acercamiento.

 

La cinta al final tiene un final feliz, de esos que
sirven para que el espectador olvide un poco la realidad y pueda tener un
escape a una historia en donde esto puede pasar. Yo por lo pronto cierro un
duelo de una pérdida muy dolorosa, aunque no necesariamente pretendiendo que
“todo está bien”, mientras busco maneras para que pueda eventualmente estarlo.

 

Me mandan el recibo por la sesión de terapia.

 

Me despido con un pulgar hacia arriba.